La situación educativa en México

El profesor quien es el actor principal de la educación se preocupa día con día por dar lo mejor de sí mismo como profesional y ciudadano; ante ello, busca la mejor preparación con la misión de formar a sus alumnos con las mejores competencias, desarrollando sus habilidades y destrezas e integrando a éstas los valores universales.

A raíz de una reforma con carácter punitiva (penado o sancionado), perdió su estabilidad emocional y laboral, reflejando su angustia y temor en las aulas, con incertidumbres sobre su certeza laboral. Ante esta situación ejerció su derecho de expresión y manifestación con marchas, plantones en las calles y enfrente de las instituciones, y expresándose en los foros académicos y parlamentarios.

En el Sistema Educativo Mexicano existen docentes con experiencia y preparación quienes han construido una pedagogía contextual que surgen de las prácticas áulicas como experiencia válida que permiten el desarrollo de métodos diversos, didácticas, estrategias y paradigmas educativos.

Esta pedagogía mexicana, es la que se debe considerar para diseñar el currículum oficial de un plan de estudios porque es la fotografía que retrata cada acto o hecho pedagógico del docente.

De acuerdo con Casanova (2019) la educación actual es compleja y exigente, y precisamente por ello, requiere de profesionales muy bien formados para desempeñar los diferentes papeles que deben cubrirse en el amplio espectro educativo que abarca el sistema en su conjunto.

¿La sociedad premia o castiga al profesor? Es una pregunta en la que recae una respuesta tan fácil o difícil de contestar porque se requiere indicadores confiables para evaluar el desempeño docente sea excelente o insuficiente. Ni a la educación ni al profesor se les reconoce como debe de ser, si hablamos de una prueba estandarizada como es PISA con sus informes, que presentan como modelo a Finlandia o Corea quienes tienen los mejores profesores y sus habitantes les reconocen y valoran, contrario a nuestro México donde solo los señalan como malos maestros, por lo anterior urge la necesidad de replantear mecanismos innovadores para reducir el fracaso escolar; ante los señalamientos de la culpabilidad del profesor es importante replantearse la siguiente pregunta: ¿Qué se debe hacer en México?…

El profesor necesita un sistema de educación continua, que integre holísticamente todas las competencias básicas, disciplinares y profesionales; así como sus valores, prioridades y la forma de enseñar y trabajar en la escuela. Como afirma Imbernón (2017, pág. 23) “La institución educativa necesita y debe servirse, cada vez más, de instancias de socialización externa para educar niños y a los jóvenes”.

El profesor como protagonista de esta reforma educativa es ¿educador, mediador o facilitador del conocimiento en las aulas? Sin duda, el docente es conocedor de su contexto, él sabe lo que necesita para ser un profesor de excelencia, posee la voluntad de apropiarse de nuevos paradigmas, enfoques y propuestas educativas, para cambiar el nivel de aprendizaje y de calidad de los alumnos.

Cuando convive en un clima favorable laboral y escolar crece en todas sus áreas por la pasión de su profesión y el bienestar de los alumnos, todo se desenvuelve armónicamente, por el contrario, si observa y siente que es afectado reacciona automáticamente como en estos momentos cruciales que el profesorado está viviendo, sintiendo por la transformación educativa que emerge el país en las políticas educativas, empieza a observar y cuestionar lo que es factible para la educación y para todos los actores educativos.

Recordando la línea del tiempo donde el profesor vivió momentos intensos por la pérdida de su trabajo y certeza laboral, como buen líder y gestor, buscó garantizar su estabilidad laboral… ¡Se organizó con marchas, plantones, protestas! exigiendo una evaluación justa y diferenciada según el contexto, condiciones sociales y económicas.

El profesor con perfil normalista o universitario observó esta crisis y replanteó posturas e ideologías, buscando la mejor solución a esta problemática actual. Se escuchan las voces de todas las instituciones, de la sociedad y de los profesores para evitar a futuro repetir los mismos errores de manera casi mecánica. “No se puede echar a andar una reforma tan agresiva, con fuertes impactos como la que hemos vivido, sin hacer evidente, para amplios sectores de la opinión pública, la existencia de un problema educativo, grave, que es preciso atender sin dilación. En efecto, la situación de la educación en el país, en distintas dimensiones, es lamentable” Gil Antón (2018, pág.305).

Los profesores de aula, directores y supervisores a medida que avanzan en su trayectoria profesional, desarrollan todas sus competencias profesionales, académicas, personales y emocionales, aunque es necesaria una evaluación, porque la educación actual es compleja y exigente, y la sociedad demanda verdaderos actores educativos con competencias para la formación.

Los nuevos tiempos reclaman en esta profesión, eliminar el voluntarismo, la desprofesionalización, el intuicionismo y el aprendizaje por ensayo y error. En lo que corresponde a la gestión, los directores y supervisores deberán contar con la habilidad de llevar un diálogo informado que permita la comunicación y el intercambio crítico y propositivo entre pares; las relaciones horizontales permiten la interacción entre los miembros del grupo de supervisores y asesores técnicos pedagógicos sea entre pares.

Es necesario superar la cultura de la jerarquía y de la verticalidad; un trabajo colegiado y colaborativo con la actitud de motivación y apertura que integre el potencial del trabajo en equipo en el trabajo colectivo; liderazgo compartido; esta función directiva de los supervisores requiere una coordinación académica profesional y flexible, para ello es reconocer el potencial intelectual y práctico de cada integrante del equipo de trabajo.

Es triste y frustrante que el bachiller de media superior no acredite un examen de admisión en las mejores Universidades del país como nuestra Máxima Casa de Estudios la UNAM (Universidad Autónoma de México), el IPN (Instituto Politécnico Nacional) o las Universidades Autónomas.

Para que la calidad de la educación mejore desde la educación inicial hasta nivel universitario, requiere de un trabajo intenso y bien orientado en la parte del proceso de enseñanza y el aprendizaje a los maestros. “La enseñanza de calidad que todos deseamos únicamente es posible si se comparten ciertos criterios entre los miembros de la comunidad educativa y entre el profesorado que conforma el claustro” Antúnez (2006, pág. 14).

La responsabilidad no está solo, ni siquiera, en el profesorado y en su actuación pedagógica, sino en las leyes, reglamentos e instituciones que permitan transformar esas prácticas o gestiones en los centros educativos.

Para ello, las autoridades educativas y parlamentarias deben realizar un estudio analítico y proponer de acuerdo a sus partidas presupuestarias qué tanto por ciento se debe destinar a la educación en infraestructura, recursos humanos, recursos tecnológicos, didácticos, en proyectos de actualización y profesionalización.

Los cambios de las políticas educativas que se viven en México repercuten en la formación del profesor, por lo tanto, en las escuelas es necesario formar espacios donde los profesores aprendan, asimismo que representen el gran giro que estamos necesitando, compartiendo entre ellos experiencias exitosas, practicas innovadoras con base a su espacio geográfico, cultural, usos, costumbres, creencias, nivel económico, estatus social y la participación de los padres de familia.

El derecho de aprender (derecho a la educación), que se encuentra establecido en el artículo constitucional Tercero de la Constitución Política Mexicana, es un principio orientador en la formación de los docentes.

La profesión docente es una “profesión del conocimiento”. El conocimiento, el saber, ha sido el componente legitimador de la profesión docente, este conocimiento se encuentra en el currículum oficial, flexible y oculto, lo coloca en la posición de excelente, bueno, regular e insuficiente ante los alumnos o una evaluación.

Ser docente en el siglo XXI debe suponer para los miembros de la profesión asumir que el conocimiento y los estudiantes, cambian a una velocidad por la era digital y tecnológica. Y para dar respuesta adecuada y satisfacer el derecho de aprender de los estudiantes, se impone la necesidad de un esfuerzo redoblado para seguir aprendiendo.

Conclusión

Al profesor se le debe reconocer, apreciar, entender y comprender; antes de ser juzgado por sus virtudes o deficiencias en el servicio docente. Todos los actores educativos, políticos, parlamentarios, intelectuales deben coadyuvar a “la profesión del conocimiento” que es la del profesor desde educación inicial hasta nivel universitario; con el firme propósito de elevar el nivel de educación en México para competir a nivel internacional con otros países; y todos tengan acceso a la educación, laica, gratuita y obligatoria en caso de educación básica y media superior. En México, se tiene profesionales de alto nivel y de certificación; sólo es cuestión de reconocimiento y valoración por todo el sistema educativo mexicano.

Para ello se debe considerar:

• La necesidad de introducir profundas transformaciones en el sistema educativo actual.
• Dignificar a los planteles educativos a través del desarrollo de una infraestructura de apoyo comunitario.
• Ofrecer oportunidades que responda a eficacia económica, justicia social, inclusión social, participación democrática y desarrollo profesional.
• La exigencia de revisar los currículos tradicionales y las formas de enseñar en respuesta los desafíos educativos producidos por los cambios económicos y sociales.
• Necesidad de redefinir los espacios donde el aprendizaje se promueve, así como la creación de ambientes de aprendizaje flexibles que sean positivos, estimulante y motivadores.
• Promoción de una idea de la escuela como comunidad de aprendizaje y como centro de aprendizaje a lo largo de toda la vida.
• Reconocer la importancia de la pluriculturalidad del país y los aportes de los pueblos indígenas y comunidades indígenas en el proceso educativo.

Entonces el maestro mexicano… será un excelente maestro dentro de su contexto educativo, social y cultural, eliminando toda barrera que impida una educación de calidad, inclusiva, humanista y social.

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