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Nomenclatura asignada a estudiantes con alta capacidad intelectual y su atención en el SEN

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+Universidades se complace en presentarles los artículos contenidos de la Revista Inspiración Educativa México No.3 que dicta el Dr. Ezequiel Chávez Collí.

Síntesis Curricular

Embajador en México de T4 Education del Reino Unido.

Embajador de HundrED, Finlandia

Es Doctor y Maestro en Educación, Diplomado en Pedagogía por el Institut Universitaire de Formation des Maitres (IUFM) de Le Mans, Francia. También cuenta con una formación en Filología en Lengua Francesa por la Universidad de Toulouse, Francia. Realizó la licenciatura en Educación en la Escuela Normal “Justo Sierra Méndez” del estado de Campeche, México.

Es investigador, analista, asesor e integrante de comités académicos internacionales en Francia, Reino Unido y Finlandia; y es autor de importantes artículos sobre Educación y Política Educativa. Es articulista en varias publicaciones de prestigio y evaluador certificado por el CENEVAL. También es evaluador de las innovaciones educativas para el Spotlight on 21st Century Skills en América Latina y el Caribe en alianza con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Es conferencista nacional e internacional de temas selectos de pedagogía.

Entre sus cargos, se desempeñó como asesor en la Secretaría de Educación en el Estado de México, asesor de la Junta de Gobierno del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación y asesor en el Centro de Actualización del Magisterio en el Estado de México. Impulsor de varias iniciativas para el intercambio bilateral entre México y Francia para la creación de intercambio de maestros y para el fortalecimiento de la enseñanza del francés y el español en ambos países.

Ha participado en Paris, en el Global Forum on Environment y en la Conferencia “Equidad de Género en los negocios” en la OCDE; asimismo, participó en la Conferencia Mundial de “Inteligencia Artificial” efectuado en la UNESCO.

Recientemente, participó en el Vigésimo aniversario del Programa de Asistentes: MéxicoFrancia en el Centro Internacional de Estudios Pedagógicos (CIEP) de Sevres, Francia.

También es innovador, evaluador y asesor para el diseño de la nueva familia de Libros de Texto Gratuito (LTG) de la Secretaría de Educación Pública.

Presentación de la Revista Inspiración Educativa México

Estimado lector, nos complace presentarles la cuarta edición de la Revista digital “Inspiración Educativa México”, nos sentimos comprometidos con ustedes para incluir artículos interesantes que escriben investigadores, directores y supervisores escolares, docentes y académicos que promueven la transformación desde el campo educativo.

Actualmente el contexto educativo en la sociedad manifiesta diversos cambios por lo que las necesidades educativas se multiplican a pasos agigantados. Se requiere atender los grandes desafíos y convertirlos en verdaderos retos. Uno de los retos que se encuentra en la agenda educativa de la mayoría de los gobiernos en turno es la inclusión por lo tanto urge atender las necesidades de aprendizaje de niños, adolescentes y jóvenes para contribuir al logro del sano desarrollo y el bienestar de los alumnos alrededor del mundo, poniendo especial énfasis en aquellos que son excluidos dentro de las sociedades.

Es importante transitar hacia un nuevo modelo y paradigma que incluya a todos los educandos para el desarrollo de aprendizajes y que éstos a su vez desarrollen las competencias fundamentales para enfrentarse a situaciones cotidianas. Este modelo debe considerar los principios de integridad, equidad y excelencia implementados en una educación participativa, humanista, científica y tecnológica encaminadas a lograr mejores resultados educativos.

En esta edición se presenta la inclusión como elemento sustancial y como factor de cambio para transformar el Sistema Educativos. Permite reflexionar acerca de las acciones implementadas por las diversas figuras educativas y encamina hacia la toma de buenas decisiones para coadyuvar al logro de mejores resultados educativos.

Estamos cumpliendo un año con la publicación periódica y agradecemos que nos hayan seguido durante este tiempo, continuaremos con nuestro mayor esfuerzo para que esta Revista digital sea un referente para otros profesionales de la educación, autoridades educativas e investigadores interesados en mejorar la educación desde sus respectivos contextos donde se desenvuelven.

Ezequiel Chávez Collí

Nomenclatura asignada a estudiantes con alta capacidad intelectual y su atención en el SEN

Dra. Verónica Isabel Ac Avila

Centro Regional de Educación Normal, Módulo Cancún, Quintana Roo

Dr. Pedro Antonio Sánchez Escobedo

Facultad de Educación Universidad Autónoma de Yucatán

Los Alumnos con Altas Capacidades Intelectuales (AACI) son recursos valiosos en las sociedades que basan su desarrollo en el capital humano y el conocimiento. Sin embargo, en México estos estudiantes se entremezclan en diversas categorías y pretenden ser atendidos por el sistema de Educación Especial, cuando su necesidad de atención es de otro tipo. El presente estudio se refiere específicamente al estudiante con dotación cognitiva, sinónimo de AACI, para diferenciarlo de los demás talentos incluidos en el constructor de altas capacidades y propone, con base a la evidencia derivada de la investigación educativa, que estos alumnos deben ser atendidos por servicios sustentados por un marco teórico-metodológico propio, más allá de los servicios de Educación Especial. Las ventajas de construir un campo independiente para la atención de los AACI son ilustradas tras la revisión de los mecanismos de nominación, clasificación y atención, así como de las implicaciones educativas y financieras de atender eficientemente a esta población. Se argumenta la importancia de implementar políticas educativas al interior del Sistema Educativo Nacional, que vislumbren la educación del AACI como un asunto estratégico para el desarrollo social, económico y de seguridad nacional.

En el presente trabajo se abordan de manera breve los diversos nombres con los que se conoce a aquellos alumnos que manifiestan una Alta Capacidad Intelectual, así como el hecho de que, en México, aún no se les brinda el servicio educativo pertinente en función a dicha diferencia intelectual; si bien el servicio formativo institucional que hoy reciben se inscribe en el ámbito de la Educación Especial, se insiste en la importancia de generar las condiciones educativas propias que aseguren brindar a estos alumnos el servicio educativo que favorezca su desarrollo intelectual. Se presentan argumentos que justifican con suficiencia la importancia de aprovechar, desde el ámbito educativo, el potencial intelectual que estos alumnos poseen y la imperiosa necesidad de contar desde la parte docente con el profesional en educación con las competencias necesarias y específicas para brindar la atención que requieren estos alumnos; en consecuencia, considerar desde las instituciones formadoras de docentes la necesidad de adecuar el currículo para que esa formación incluya información que brinde a los futuros docentes, las competencias idóneas para atender a los Alumnos con Alta Capacidad Intelectual (AACI). El reconocer su existencia y darles el tratamiento adecuado en función a su potencial intelectual, sin duda favorecerá a mediano plazo el surgimiento de profesionistas, investigadores, científicos, empresarios, etc., que fortalezcan el desarrollo integral y la competitividad de México a nivel regional, nacional y global.

El alumno altamente sobresaliente: una categoría infundada en el sistema de Educación Especial de México

Este análisis se centra en la muy amplia categoría de alumnos sobresalientes, también llamados con altas capacidades, superdotados, con talentos, excepcionales, etc. Este arcoíris semántico, por un lado, otorga una idea general de que el alumno posee un talento, alta competencia o un don que lo ubica en el extremo opuesto del alumno con discapacidad.

En este trabajo, nos enfocamos a los Alumnos con Alta Capacidad Intelectual (AACI) o con dotación cognitiva, términos sinónimos y de uso indistinto que utilizaremos de manera consistente para delimitar a los alumnos a quienes nos referimos; subrayando la importancia de la precisión conceptual para argumentar por qué esta es una categoría infundada en el sistema Educación Especial.

Se argumenta la necesidad y las ventajas de considerar la atención del AACI como un campo único de servicios, arropado por una estructura teórica y metodológica propia, capaz de sustentar servicios educativos eficaces para la identificación, atención y desarrollo máximo de los potenciales del estudiante. En especial, se esgrimen las ventajas de una política educativa de estado que considere una pertinente labor en las instituciones formadoras de docentes y considere la contribución y valía de estos mexicanos para el desarrollo económico, social, tecnológico y ambiental del país.

El problema de definición

Existen muchas confusiones respecto a la delimitación del campo del alumno sobresaliente, por lo que especificar quién es el alumno con dotación intelectual/cognitiva, o mejor nominado el alumno con alta capacidad intelectual (AACI) resulta un primer paso para esclarecer conceptos y discernir entre varias categorías parecidas, pero diferentes en cuanto a sus necesidades de atención escolar.

En la literatura mexicana, se encuentran términos utilizados de manera intercambiable e inconsistente para referirse a los alumnos con dotación. En general, el problema surge porque en el idioma español existen muchos términos genéricos para referirse a los AACI, por ejemplo, sobresalientes, superdotados, talentosos y genios, entre otros. Sánchez (2003) esclarece la diversidad de términos definiendo y distinguiendo algunos de estos.

Otro concepto utilizado es el de alumno con Alto Rendimiento Académico (ARA), estos difieren del AACI, en que sobresalen en la escuela por su esfuerzo, buenas calificaciones, tienen inteligencia típicamente normal y se ubican en los percentiles más altos en la distribución de calificaciones (Camelo, 2018); tampoco nos referimos a estos alumnos.

El término altas capacidades es muy amplio ya que conglomera a talentosos y dotados intelectualmente y se inspira en autores como Renzulli (1984), quien tuvo gran influencia en el campo del desarrollo de talentos con base a su modelo de tres anillos: aptitud, creatividad y compromiso con las tareas. De acuerdo con Renzulli (1984), los individuos talentosos conjugan los tres grupos de rasgos y los aplican a cualquier área del desempeño humano, es por ello por lo que altas capacidades incluye, talentos artísticos y deportivos como la aptitud cognitiva. Ante este panorama de confusión en el uso de términos y para facilitar el discernimiento de éstos, se presenta una síntesis de los conceptos:

  • Alto Rendimiento Académico (ARA): Inteligencia normal, altas calificaciones, consecuente al esfuerzo.
  • Altas Capacidades: Talentos (deportivos, artísticos), dotación cognitiva, o Alumnos con Alta Capacidad Intelectual (AACI): Alta inteligencia innata, varía en desempeño escolar, puede asociarse a discapacidad.
  • Términos en desuso: Genios, sobre dotados, precoces, excepcionales, etc.

Aunque muchos educadores han mostrado reservas y resistencias ante esta postura, que presupone que la escuela no puede convertir a ningún niño en dotado, el reconocimiento y aceptación de este hecho fundamentado por la evidencia empírica, facilita comprender a cabalidad las limitaciones, prejuicios e implicaciones de la atención al AACI y evitar abusos y fraudes de personas e institutos con amplias ganancia financieras, dedicados a la atención del sobresaliente, que ofrecen soluciones mágicas y modos de convertir al niño en dotado.

Panorámica de la educación para el AACI en México

La falta de interés en la educación del AACI en México, pudiera tener varias explicaciones. Por un lado, resulta lógico pensar que el maestro regular tenga más preocupación por las altas tasas de reprobación, deserción y fracaso escolar reportadas en el país que por los alumnos brillantes. Quizá, el tabú en torno a los alumnos con AACI se exacerba cuando consideramos lo infrecuente de esta condición, se dice coloquialmente, que existe un dotado en cada mil alumnos y un genio por cada millón de estudiantes -cifras controvertidas precisamente por los problemas de definición abordados antes-.

En esta tesitura, se crea el programa Atención a Niños con Capacidades y Aptitudes Sobresalientes (CAS) a cargo de la dirección de Educación Especial que incluyó formalmente a los AACI (SEP, 2011). Sin embargo, el Sistema Educativo Nacional carecía (y aún adolece) de expertos, especialistas, profesores y administradores versados en el área de Alta capacidad intelectual, extendiendo -muchas veces de manera improvisada- las estrategias utilizadas para los niños con discapacidad para la atención a estos alumnos. Por otra parte, las escuelas formadoras de docentes aún no forman a los futuros profesionistas, con las competencias necesarias para brindar una atención pertinente a las características intelectuales de este segmento de alumnos.

El proyecto CAS tuvo un giro total a partir de las líneas de acción trazadas por el Acuerdo Nacional para la Modernización de la Educación Básica en 1992 que perfiló un nuevo estilo de desarrollo educativo (SEP, 2011). Bajo la bandera de la “integración” se pretendió incorporar a todos los alumnos al currículo oficial, bajo el supuesto de que en el aula regular se podrían satisfacer sus necesidades especiales y no especiales de aprendizaje.

Así llegó a su fin el proyecto CAS, y a partir de entonces, surgieron una diversidad de propuestas de atención a niños con capacidades y aptitudes sobresalientes, algunas desde la propia Secretaría de Educación Pública (SEP), particularmente de la Subsecretaría de Educación Básica y de la Subsecretaría de Educación Media Superior, otras de las entidades educativas estatales y también de la iniciativa privada.

Hoy en día, los servicios educativos del sistema público de educación en México dejan mucho que desear para atender a los AACI, si bien en el Plan Nacional de Desarrollo 2019-2024 se contempla, en el eje para el desarrollo del bienestar, el objetivo que aspira a garantizar el derecho a la educación laica, gratuita, incluyente, pertinente y de calidad en todos los tipos, niveles y modalidades del Sistema Educativo Nacional, para todas las personas (Acuña, 2019); de atender con puntualidad este eje, podrían surgir cambios en las políticas y planes de estudios de las escuelas formadoras de docentes, y eventualmente, contemplar una formación que atienda de manera puntual a los AACI.

Formación docente

En México, los maestros no son entrenados para la enseñanza de estudiantes sobresalientes y el sistema escolar a menudo carece de programas y maestros que busquen o identifiquen a los estudiantes talentosos (Sánchez & Ramírez, 2013).

La adecuada formación de un maestro eficaz puede ayudar a un niño dotado de muchas formas. Primero, hay que reconocer a este niño como académicamente avanzado. Luego, se puede asignar nuevos desafíos a ese niño y debe asegurarse de que la escuela continúe siendo una experiencia positiva. Finalmente, debe asegurarse de que el niño cuente con la evaluación sistemática para determinar si está preparado para un modelo de atención como algún tipo de adelantamiento (Colangelo, Assouline, & Gross, 2004).

Davis (2006) propone algunas características deseables de un profesor para un alumno sobresaliente: el docente comprende y empatiza con estos alumnos, son competentes en los contenidos, son capaces de modificar el currículum, crean un ambiente de aprendizaje cálido, seguro y democrático, están dispuestos a aprender con y de sus alumnos, son aprendices permanentes, son maduros, experimentados y confían en sí mismos, pueden trabajar en grupo con otros profesionales.

Considerando esta serie de cualidades y habilidades de un profesor, una formación obligatoria docente sobre la población sobresaliente en el currículo de las instituciones formadoras de profesores brindaría una mayor comprensión de la diversidad del alumnado con altas capacidades en todos los niveles educativos del país.

El apoyo a esta perspectiva de atención específica reside en la pedagogía inclusiva de Florian (2010), que propone brindar apoyo para todos, pero diferenciado para algunos. El enfoque de la pedagogía inclusiva reconoce las diferencias individuales entre los alumnos, evitando estigmatizar a los alumnos con diferencias notables: en este caso la alta aptitud.

Intervención

Una de las razones más contundentes para argumentar la independencia y diferenciación de la educación del alumno dotado de la educación especial es la forma de intervención y los servicios educativos que requiere.

Labastida (2014) señala una serie de necesidades instruccionales para los alumnos sobresalientes:

  • El objetivo de su aprendizaje debe ser la construcción del significado y consiguientemente, el desarrollo de su capacidad o talento.
  • Los métodos del proceso enseñanza-aprendizaje han de ser diversificados.
  • El control del aprendizaje debe pasar de forma progresiva y lo antes posible a manos del alumno.
  • El papel del profesor no es transmitir conocimientos, sino mediar en su aprendizaje.
  • El alumno participará de forma activa en su aprendizaje.
  • Los enfoques multidisciplinares han de ser básicos en el diseño curricular.

Dotación vs. Discapacidad: implicaciones educativas

La diferencia en la atención a los alumnos con discapacidad y a los que tienen Alta capacidad intelectual se hacen más evidentes. Por una parte, el alumno con una discapacidad definida como la presencia de una limitación orgánica que interfiere en su capacidad de aprendizaje en un aula regular, requiere del apoyo de especialistas dentro y fuera del aula dependiendo del tipo de discapacidad, así como de recursos y materiales específicos y muchas veces costosos. En contraste, los alumnos con dotación pueden ser atendidos dentro de la misma escuela, simplemente adelantados al grado o contenido curricular que rete sus capacidades.

A diferencia de los alumnos con discapacidad, los alumnos dotados no requieren de apoyos adicionales, materiales específicos, maestros especializados, aditamentos, tecnología asistida, acomodación preferente o medidas de accesibilidad. Tampoco presentan problemas para la integración, ya que son educados, en grados más avanzados en las propias escuelas de adscripción.

En resumen, son tantas las diferencias en la atención de estos dos grupos extremos, que no se justifica la inclusión de la categoría de Alta Capacidad Intelectual, bajo el paraguas de la Educación Especial, si bien se precisa el reconocimiento de estas amplias diferencias y la necesidad de contar con docentes preparados para brindarles la atención específica requerida en función a su Alta Capacidad Intelectual.

El plan de atención individual: la única similitud

La intervención al alumno sobresaliente es altamente personalizada, es decir, cada niño talentoso tiene un perfil individual caracterizado por aspiraciones, razones particulares y por capacidades y talentos que son altamente específicos, por lo que es difícil desarrollar puntales genéricos de intervención. Esta individualización es una característica compartida con los niños con necesidades especiales quienes requieren de un diagnóstico necesariamente personalizado.

Un alumno sobresaliente necesita de un currículum diferenciado, el cual debe emerger de las diferencias en sus características y necesidades (VanTassel-Baska & Stambaugh, 2008). Un enfoque individual consiste en efectuar una serie de acciones orientadas al conocimiento profundo y detallado de estos alumnos en función de sus competencias, sus necesidades educativas y de la identificación de las barreras (en caso de que las haya) para el aprendizaje y la participación que enfrentan; esto involucra una exploración de las capacidades y aptitudes sobresalientes de la población identificada, con la finalidad de ampliar el conocimiento que se tiene de ellos (SEP, 2011).

Para la SEP la adecuación curricular individualizada representa un punto esencial para la integración adecuada del alumno sobresaliente en el aula de clases común, especialmente porque éste requiere de una adecuación a los elementos del currículo específicamente. Este tipo de adecuación puede ser de dos formas:

  1. No significativas (tiempos, actividades, metodología, técnicas e instrumentos de evaluación) que tienen un carácter preventivo y compensador por lo que cualquier alumno puede requerir de ellas.
  2. Significativas que se realizan posteriormente a la evaluación psicopedagógica y que implican la adecuación, priorización, temporalización, eliminación o incorporación de contenidos, propósitos y criterios de evaluación complementarios al currículo vigente.

Durante años prevaleció en México la suposición de muchos maestros sobre que los estudiantes altamente sobresalientes no necesitaban de atención o de intervención educativa alguna y, por el contrario, existe énfasis y preocupación por los alumnos con discapacidad por su alto riesgo de fracaso escolar.

Esto ha cambiado gradualmente, ya que se cuenta con una amplia gama de modelos de enseñanza que sirven de base para hacer las modificaciones pertinentes del currículum para los alumnos dotados. La intervención curricular con estos alumnos no debe ser tomada a la ligera, pues se requiere considerar propuestas que puedan guiar con éxito al alumno con dotación, considerando al mismo tiempo el desarrollo general de la persona en sus diferentes dimensiones, particularmente en la parte emocional, social y afectiva.

La atención del alumno sobresaliente como política de desarrollo Nacional

La educación del sobresaliente debe ser un tema de relevancia e interés político y económico.

¿Por qué invertir en el sobresaliente? Mencionamos al inicio del artículo que el fomento de estos talentos contribuye al desarrollo del país, pues representan una forma de capital social para la nación: capital humano. De acuerdo con Ostrom, Ahn y Olivares (2003), el capital humano es el conocimiento y las habilidades adquiridas que el individuo lleva a una actividad. Este se forma conscientemente mediante la educación y la capacitación e inconscientemente a través de la experiencia.

El argumento económico general para la educación es que “el éxito de la economía de los individuos y también de todas las economías, depende en qué tan extensa y efectivamente la gente invierte en ellos mismos” (Becker, 2002, p. 3 en Clikenbeard, 2007).

La investigación de los productos académicos de una calidad más alta de educación, tales como el mayor rendimiento o logro en la escuela y posteriormente el rendimiento laboral, son generalmente interpretados como contribuidores de la competitividad global en la economía del conocimiento (Clikenbeard, 2007).

Aunque hay pocos datos económicos del impacto de la educación del alumno con dotación, hay argumentos que fundamentan la importancia de considerar como un recurso nacional al alumno dotado. Por ejemplo, Gallager (2002) ha discutido el costo de tener una política pública nacional que ignore la educación de los sobresalientes: el retraso en el desarrollo económico y social. Los países con visión de futuro deben prever estrategias para la asistencia técnica y preparación del personal a cargo del desarrollo de talentos y tener fondos sustanciales para la investigación y la evaluación.

Ante este panorama, la importancia estratégica de atender a nuestros alumnos con Alta Capacidad Intelectual requiere de políticas educativas y normativas que aseguren la atención y cultivo de los talentos para el beneficio de todos.

En México, el alumno sobresaliente continúa formando parte del sistema de Educación Especial y se encuentra presente dentro de la legislación, de manera específica en el artículo 41 de la Ley General de Educación (SEP, 1993).

Así pues, hoy se tiene la oportunidad de reorganizar el tratamiento que se brinde a los alumnos con Alta Capacidad Intelectual, implementar políticas educativas pertinentes a la educación destinada a este importante segmento de alumnos y por supuesto, a la formación que reciban los futuros facilitadores de la educación, en las escuelas formadoras de docentes.

La normativa actual evidencia que solo existen lineamientos generales como ejes rectores que le brindan a la SEP de nivel federal la facultad de generar lineamientos para atender a los sobresalientes a nivel nacional; sin embargo, en la práctica falta mucho para volverlos una realidad (Labastida, 2014).

Resulta pues necesaria una política nacional que considere a nuestros talentos como recursos invaluables para el desarrollo y seguridad nacional, si los consideramos como futuros agentes que resuelvan problemas.

Estos estudiantes dan la posibilidad de tener a más personas trabajando para resolver algunos de los problemas más grandes del mundo (Webb & Gore, 2011).

Conclusiones

Queda claro que la atención que requieren los alumnos sobresalientes es muy diferente a la que se brinda a aquellos alumnos con discapacidad; sus características, los medios de detección, las estrategias de intervención y la formación docente necesaria para su comprensión difiere ostensiblemente.

El campo de atención de los sobresalientes como una categoría fuera de la Educación Especial, independiente y con un corpus teórico metodológico propio permitirá desarrollar políticas nacionales que den el mérito, reconocimiento y apoyo a estos mexicanos especiales.

Debemos poner nuestras mejores esperanzas en las mentes más brillantes que atienden nuestras escuelas. En sus manos estará la resolución de los problemas del país, si tenemos la sabiduría de identificar, cultivar y promover el máximo desarrollo de estos estudiantes. No podemos permitirnos ignorar las necesidades educativas de los niños sobresalientes – no meramente por el beneficio personal de los estudiantes dotados sino por los beneficios económicos y otros para la sociedad en general- (Gosfield, 2011).

El maestro es esencial en la vida de todo niño. Pero para un niño dotado, un maestro puede abrir las puertas a un camino educativo completamente nuevo asegurándose de que el niño cuenta con un curso con desafíos adecuados. Para ello, resulta imprescindible adecuar: las políticas educativas plasmadas en el Sistema Educativo Nacional, el currículo de las escuelas formadoras de docentes y la visión generalizada de la sociedad mexicana sobre el nicho de oportunidad de crecimiento científico y tecnológico que representan para el país, el talento de los alumnos con Altas Capacidades Intelectuales.

El beneficio de suprimir a los sobresalientes de la clasificación de Educación Especial permitirá una reorientación de recursos federales y estatales para la atención de los alumnos con discapacidad quienes necesitan una mayor inversión económica y de recursos humanos para su éxito escolar.

Estos estudiantes, pese a lo fortuito de su condición, se encuentran en una posición privilegiada para contribuir al desarrollo de la ciencia, la tecnología, el medio ambiente, la economía, la seguridad nacional y la salud, entre otras muchas áreas relacionadas.

Los alumnos con Alta Capacidad Intelectual tienen requerimientos educativos que no son especiales y que pueden, bajo una estructura de servicio, única y diferenciada de la Educación Especial, ser atendidos dentro del sistema educativo tradicional, con docentes pertinentemente preparados, para forjar científicos, académicos, pensadores y otros tipos de ciudadanos altamente capacitados que pueden contribuir de manera especial al desarrollo social y la competitividad del país (Valdés, Sánchez y Yáñez, 2013).

Referencias

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