Potenciar el desempeño en el aula de docentes y alumnos

En la zona escolar 02 de Secundarias Técnicas del Estado de Quintana Roo hemos realizado durante tres cursos consecutivos trescientas veintitrés visitas a las aulas apoyado por los equipos directivos de las once escuelas que conforman la zona, utilizando un formato llamado “Las diez instantáneas” impulsado por la Secretaría de Educación Pública a nivel nacional como “un recurso para obtener información en torno a cómo los docentes emplean el tiempo destinado al aprendizaje de sus alumnos, las actividades académicas más frecuentes, los materiales didácticos que utilizan e identificar a los alumnos que no están involucrados en la clase” (Herramientas para el supervisor Observación de clase, pág. 8).

En un principio, los formatos nos servían para dialogar posterior a la observación acerca de cómo utilizar más eficazmente los tiempos en el aula con actividades innovadoras que mejoren el aprendizaje de los alumnos, pero con el paso del tiempo pudimos observar que existen ciertos patrones que se repiten en el aula, especies de rituales que cotidianamente realizan los docentes en los cincuenta minutos que es la duración de un módulo de clases de una asignatura. Rituales como el tiempo que tardan en pasar lista, revisar la tarea de la casa y poner orden; entre las actividades pedagógicas se puede contemplar la lectura en voz alta, dictados, hacer resúmenes, etc. Es justo mencionar que existen profesores que hacen la diferencia y también tienen rituales solamente que son activos, se involucran con los alumnos en las actividades que solicitan, realizan actividades retadoras y motivadoras, etc.

Observamos también que los alumnos se sienten seguros cuando logran descifrar los rituales de los docentes, sean buenos o malos, se adaptan y logran obtener resultados aprobatorios en la mayoría de los casos, destacando que, a mejores rituales, mejores resultados. Esto quiere decir que los rituales en el aula no son malos, siempre que se usen los correctos.

Con esta actividad de observaciones de clases pudimos reconocer que se necesita trabajar con los docentes acerca de estrategias didácticas, desempeño en el aula, actividades acordes al mundo actual que necesitan los alumnos en el preámbulo de la tercera década del siglo XXI. Desafortunadamente muy poco de esto se ha promovido con los docentes, la actualización del magisterio no ha llegado de manera seria a cubrir necesidades actuales en las aulas y los docentes siguen desempeñándose con recursos didácticos del siglo pasado, paradójicamente los pedagogos y especialistas se enfocan en actualizar los programas, pero muy poco en actualizar a los profesores. Se dan ejemplos del comportamiento de docentes en Finlandia, Escocia, Japón, pero no les dicen a los profesores como adecuar esos sistemas en las aulas mexicanas saturadas de cuarenta alumnos o más. Podrá haber excelentes programas de estudios, pero si el maestro está limitado en su desempeño en el aula tendremos los mismos resultados insuficientes que hemos tenido durante muchos años en comparación con otros países.

Tomando en consideración todo lo anterior y en virtud de que tendremos un curso escolar que transitará de una reforma a otra, nos atrevemos a proponer que mientras los pedagogos y especialistas se dedican a rediseñar los planes y programas de estudio, los directivos, hagamos labor pedagógica y nos dediquemos a impulsar el trabajo en el aula de los docentes, implementando estrategias innovadoras, planear de acuerdo al contexto escolar, y en lo posible adecuar las prácticas educativas de los países avanzados que nuestro país ha tomado como referencia en el plano educativo, atendiendo los diferentes contextos mexicanos.

Sin embargo, no existen suficientes especialistas para capacitar a la totalidad de los profesores de educación básica, por lo que esta actividad tiene que ser en cascada, capacitar primero a directivos y estos a su vez, capacitar a los docentes de sus escuelas.

Nosotros sugerimos algo más allá de sólo adecuar estrategias, proponemos que alumnos y docentes se diviertan en las aulas, que más de la rigidez de los programas, nos dediquemos durante este curso escolar a trabajar un proceso de enseñanza aprendizaje acorde al contexto escolar, dar un uso adecuado a la tecnología y evitar la deserción escolar. Que los docentes asistan a las aulas a desarrollar clases innovadoras, participativas, de sana convivencia con sus alumnos y que no tengan miedo a incentivar el pensamiento crítico de los educandos. Estoy casi seguro que los alumnos aprenderán más con esta manera de convivir en las aulas.

Debemos hablar también de las brechas que existen entre un nivel a otro, es decir, los profesores de sexto grado de educación primaria no saben los contenidos que abordarán los alumnos en secundaria, los de secundaria desconocen los programas de educación media superior y éstos a su vez desconocen los contenidos de las universidades. Para reforzar este proyecto decidimos investigar qué habilidades deben haber desarrollado los alumnos cuando lleguen a la universidad y no estamos hablando de conocimientos sino de actitudes, cómo van a desenvolverse cuando entren a la vida de adultos, cuando tengan que desempeñarse en la escuela sin la insistencia de los padres de familia para que estudien y cumplan con las tareas. Si queremos que los niños y adolescentes logren desenvolverse en sus estudios superiores, debemos prepararlos para saber desenvolverse. Vale la pena destacar un artículo publicado en la revista Universia Colombia, que sostiene que para que los alumnos tengan éxito en la universidad deben desarrollar siete habilidades las cuales concentramos en el siguiente cuadro:

Los docentes de primaria y secundaria deberían desarrollar estas habilidades con sus alumnos y de esta manera prepararlos para la vida adulta y puedan tener resultados óptimos como profesionistas exitosos, mientras más rápido empecemos a trabajar de esta manera mejores adultos tendremos.

Conclusiones

1.- Este debería ser un esfuerzo a desarrollar a nivel nacional, aprovechar la coyuntura de que los programas de estudio están transitando de una reforma a otra para enfocarnos a reforzar el desempeño de los docentes en el aula.

2.- No se necesita hacer adecuaciones que tengan que esperar que pasen las aprobaciones de legislaciones políticas; el desempeño en el aula requiere de la voluntad, de dedicar tiempo y esfuerzo de cada uno de los que formamos parte del centro escolar.

3.- En las observaciones de clases pudimos encontrar docentes con habilidades en la aplicación de estrategias didácticas, que bien se puede aprovechar su experiencia para compartir con sus colegas.

4.- Que los CTE desde las sesiones intensivas de inicio y las ocho sesiones regulares estén enfocados en trabajar las estrategias en el aula de manera práctica diseñándolas para implementarlas de manera planeada y organizada por tiempos.

5.- El supervisor de cada zona escolar y los equipos directivos de cada escuela deben ser los principales promotores de cambio en el proceso de desempeño en el aula.

6.- Los docentes trabajarán con los programas de estudios que estén vigentes, ya sea los mismos o si presentan innovaciones; lo que si debe cambiar es la actitud hacia el logro de mejores resultados académicos.

7.- Qué las escuelas contemplen cierres de proyectos escolares con la participación de padres de familia para que se involucren y conozcan el avance académico de sus hijos.

Creemos que la verdadera reforma educativa no está en los escritorios de investigadores, se entiende que ellos apoyan demasiado pero el sistema educativo no cambiará sino apoyamos a los profesores con estrategias para su buen desempeño en las aulas.

Referencias

Observación de clase. Herramientas para el supervisor. 2015. Dirección General de Desarrollo de la Gestión Educativa de la Subsecretaría de Educación Básica de la Secretaría de Educación Pública.

7 habilidades que los estudiantes deben adquirir en el aula. Revista Universia Colombia. Noviembre de 2016.